lunes, 23 de mayo de 2016

Miguel y Emilio

A priori podría hablar de dos nombres bastante comunes en la cultural española y en función del  apellido podría ser un artículo de medicina, teología, literatura e incluso ciclismo. Pero no, toca hablar de atletismo (Qué sorpresa, no me lo esperaba).


Emilio y Miguel son dos atletas de un nivel altísimo. Y sí, he dicho atleta y no runners. Los runners somos los que llevamos dos días en estos y corremos con mil y un gadgets, mientras que los atletas sólo necesitan unas minicalzonas y una camiseta de tirantes para volar sobre el asfalto. (Emilio también va con bici).





Y a hablar de ellos dos me sorprende sobremanera un dato que creo que pasa desapercibido para muchos en la medida que el desconocimiento de sus personas en mayor. Y me explico:
Emilio Martín: Doble campeón del mundo de duatlón, pentacampeón de España, siempre en el top-10 de 1.500 español (cuando el mil quinientos nacional tenía nivel) y un sinfín de reconocimientos que no cabrían en este artículo.

Miguel Beltrán: Subcampeón de Europa de Media Maratón con España en veteranos, Subcampeón de España de Maratón, Subcampeón de España de Maratón en veteranos, 26º de 44.000 en la Maratón de Nueva York siendo primer español y 3º europeo y otra cantidad innumerable de trofeos y medallas.

Pues bien, con estos currículos impecables hay algo que los une y que a mí, me sorprende. Siguen comportándose exactamente igual que cuando no ganaban. El éxito no ha variado ni un ápice su forma de ser. Yo he vivido en mis carnes cómo después de acabar subcampeón de España de Maratón, Miguel Beltrán descuelga el teléfono para llamarme (a mí, sí a mí) para preguntarme por cómo me ha ido en la carrera. Y yo pensando. “A ver, has acabado siendo subcampeón de España absoluto por equipos con el Arcoiris (Que ésa es otra, su club de toda la vida) ¿y me llamas a mí, que he acabado por encima del puesto 7.000 para saber cómo me ha ido?) Pues así es. Y como esos gestos, muchos. También Emilio está pendiente en todo momento, pero eso es justificable porque es mi entrenador. Pero sigue yendo a las carreras locales que lo reclaman (siempre que puede) tiene los mismos amigos, se comporta igual. Y lo repito, por si a alguien se le ha olvidado; es doble campeón del mundo.

Y esto me choca sobre todo porque a veces (cada vez menos) acudo a ver cualquier tipo de partidos en otros deportes y estos distan mucho; que digo mucho, es un mundo aparte, del atletismo. No digo que no suceda, digo que dista mucho. Porque cuando tu vas a ver un partido de fútbol, base sobre todo, ves a padres que tienen en sus hijos al próximo Messi o Cristiano. Que tu lo miras y ves que efectivamente. Que efectivamente no le pega una patá a un ladrillo. Pero los padres, que no vemos (y aquí me incluyo) los defectos de los hijos nos creemos lo que nos dicen y pensamos que nuestro hijo es el nuevo dios del fútbol. ¿Qué ocurre con esto? Pues muy sencillo. Con el paso de los años todo se traducirá en frustración, desgana y descontento que terminará por hacer que el niño abandone porque por lo general no terminará jugando más allá de un equipo de segunda o tercera andaluza.



¿Y qué tiene que ver esto con Miguel y Emilio? Pues muy fácil. Ellos también han sido jóvenes, también han ganado carreras y también han tenido gente alrededor que les han repetido hasta la saciedad que eran los mejores. ¿Y cuál es la diferencia? Que ellos han sabido mantener los pies en el suelo y seguir peleando por sus sueños. Bueno, realmente hay otra gran diferencia. El atletismo es un deporte individual y los éxitos y fracasos son sólo tuyos. Aquí no se puede utilizar ése ‘deporte nacional español’ de echarle la culpa a otro como sí ocurre por ejemplo en el fútbol. De ahí que cuando el equipo del nuevo Messi o Cristiano pierde no es por su culpa y sí por los que están alrededor que no le han pasado el balón, que no corren o simplemente no tienen el nivel.

Lo dicho, más gente como Miguel y Emilio y menos nuevos Messi y CR.