Tengo motivos de sobra para seguir ligado a ti. Me lo das y me lo quitas todo. Te has convertido en mi gran admirador por todo lo que representas. No pasa un día que no piense en lo importante que eres en mi vida. Si ti, no hubiera conocido a algunos de los más grandes y te aprecio aunque sé que nunca me has regalado nada.
Eres intransigente y terco pero extrañamente mágico, y eso te hace diferente. ¿Por qué me haces sufrir de esta manera? Sé que quieres que te odie y por eso intentas que lo haga todo mal, pero es imposible que me olvide de ti porque sin ti no soy nada. He intentado buscar alguna forma olvidarme de ti, porque en muchos momentos tu repudio me ha superado y me ha tenido al límite.
Pero no desfallezco ni desfalleceré. Estaré siempre a tu lado porque así lo quisiste y lo deseaste, así que no vengas ahora con historias de que no te merezco. No tienes ni idea, de todo lo que he aprendido contigo y de la de veces que me he equivocado defendiéndote.
Cuando me acerco a ti, casi en silencio, noto como cambias tu mirada. Buscas cualquier excusa para que no comparta contigo todo lo que deseo. Aún me queda mucho que aprender a tu lado y no dejaré que te vayas de mi vida sin hacer ruido. Representas todo lo bueno que me ha pasado, por lo que permitir un adiós prematuro entre ambos sería un error que no me lo perdonaría nunca. Deseo con toda mi alma que todos los días que me queden, tú estés en ellos porque sin ti no soy nada. No me olvides porque yo no lo haré.
Te quiero, Baloncesto.