martes, 8 de febrero de 2011

Dos formas de entender el mal

Para que quieres princesa mía el alma,
como una virgen limpia y libre de pecado,
si los besos mas bonitos que se guardan,
son los que se han robao...

Las cosas por su nombre. Juan Carlos Aragón lo ha vuelto a hacer. Y eso que en un primer paso, el poeta gaditano siempre deja un poco de regusto amargo porque las expectativas son muchísimo más altas. Pero a mí no me ha decepcionado. Es de los pocos autores que si escuchas sus letras 30 veces, en todas ellas sacas algo nuevo que no esperabas.


Y el papel de malo le viene que ni pintado. Por eso, muchas de las cosas que dicen son verdades como puños aunque a veces nos cueste asimilar lo que dice.

El bien es lo que te enseñaron para ser un esclavo al servicio de los demás. El mal te sale del alma y es la manera más humana de sentir la libertad.

No es que con este post aconseje ser malo, pero esta forma de ver la vida cambia muchas de las concepciones que algunos pueden tener sobre la vida misma. Todo el que llega a algo en la vida, normalmente es odiado o envidiado. Y la envidia es mala. Yo no creo en la envidia sana. El que envidia, te envidia y punto. Eso no puede ser bueno jamás en la vida.

También hay otra vertiente del mal que es la de ser Santo. Pero un Santo de Jesús Bienvenido. Puedo ser malo, malísimo pero un santo a los ojos de mi gente.

En definitiva, dos formas de hacer el mal convertidas en el hermoso arte de la música.

Los príncipes



Para qué quieres princesa mía el alma,
como una virgen limpia y libre de pecado,
si los besos mas bonitos que se guardan,
son los que se han robao...
Y qué pobre diablo te contó la gran mentira
de que el dinero no da jamás la felicidad,
quién te lo contó que diablo más pobre sería
o que poco te querría dar.
Tú no resistas la tentación, no, no, no, no
y no le debas a Dios,
que conmigo no puede.
Y como no hay piedras en el cielo
sobre la tierra no podrán caer,
sobre la tierra no hay más que dolores y miedos,
a ganar y a vivir, a morir y a perder.
El bien es tan aburrido que hasta los buenos
parecen tontos del to'.
El mal es más divertido por eso en el mundo
el único príncipe soy yo.
El bien es lo que te enseñaron para ser un esclavo
al servicio de los demás.
El mal te sale del alma y es la manera más humana
de sentir la libertad.
El mal resiste derrotas
ni el amor lo puede parar.
El mal no pasa de moda,
el mal no tiene final,
el mal se asoma y se esconde
y se disfraza de bien,
el mal es la obra del hombre
porque no hay demonio más grande que él.
No resistas la tentación, no, no, no, no,
y no le temas a Dios
que conmigo no puede.
De tanto como me han dicho que soy el demonio
me he convertido de pronto en el príncipe del mal
y me he vestido de fiesta para llamar a tu puerta
por Carnaval
para llamar a tu puerta
por Carnaval.


Los Santos (por Manuel Carrasco)




Te daré mi absolución
yo que pa'ti soy el santo
y aunque me sabes ladrón
prefieres que sea yo,
el pañuelo de tus llantos,
el pañuelo de tus llantos…

Te daré mi absolución
si una falta has cometido
aunque tu único pecado es nacer,
es nacer donde has nacido,
es nacer donde has nacido…

Bienaventurado tú,
que no disfrutas el fruto
del trabajo de tu sangre,
y haces piruetas sobre el alambre
pa llegar a fin de mes,
pa llegar a fin de mes…

Bienaventurado tú,
viviendo en esta Tacita
que te ata de pies y manos,
y aún se te llena la boca
gritando soy gaditano,
soy gaditano, soy gaditano…

Y yo, que soy malo, malo,
de los malos, de esos malos
que tiene por sangre veneno,
solamente por ustedes,
por el cariño de ustedes,
me vuelvo bueno.

Y ya no me digan el Santo,
que ese nombre esta prohibido
y decirlo nadie puede,
llamarme sólo ladrón
por que el Santo no soy yo,
que los santos son ustedes,
que los santos son ustedes…
Que los santos son ustedes…