Real Madrid y Barcelona no han tenido suficiente con lo que pasó en el césped del Bernabéu. Los dos grandes dejaron nuestro fútbol en mal lugar y no se han conformado con el espectáculo que dieron en el campo. Primero, Mourinho prolongó la guerra con una rueda de prensa infame. El problema es que muchos se creen todo lo que salió de su boca. El esperpento continuó este jueves. Denunciará el Barcelona al portugués por sus palabras y el Real Madrid contratacó haciendo lo propio por conducta antideportiva de los que vestían la camiseta azulgrana. ¿Qué será lo siguiente?
Vayamos por partes. Lo que pasó en el terreno de juego fue vergonzoso. La tángana del descanso retrató a unos cuantos. Durante el partido, muchos buscaron tobillos; otros se dedicaron a actuar como si les hubiesen herido de muerte. Lo hicieron Pedro y Busquets. Lo hizo Alves exagerando la entrada de Pepe; que, aunque no fuese roja, era peligrosa con los tacos por delante. Marcelo también pisó a Pedro cuando el canario estaba en el suelo. Fue todo feo, muy feo. No sólo se ríen del árbitro, se ríen de todos los que vimos el partido. Engañan a los aficionados y a sus compañeros de profesión e incluso de selección. No son listos, son unos tramposos. Dicen que el fútbol es un deporte de pillos, pero tiene pinta de convertirse en el territorio de los mentirosos y de los manipuladores de la verdad.
Como no hubo suficiente, Madrid y Barcelona se han declarado la guerra también fuera del campo. Los Clásicos han sido más batallas campales que partidos de fútbol. El balón hubiese desaparecido y alguno no se hubiese dado cuenta. Como no era bastante, la batalla continúa.
El Barça denuncia al Madrid por Mourinho y el Madrid, que no puede quedarse quieto, hace lo mismo. Nos hemos cansado de decir que un Madrid-Barça es el mejor partido que se puede ver en Europa. Otra cosa no; pero, el continente, al menos, ya sabe que es el más feo de todos. Fue el peor partido del siglo... y todavía no se ha acabado.