jueves, 13 de enero de 2011

El mejor jugador que nunca pisó la NBA


Él es de los jugadores más grandes que ha dado la historia del baloncesto. Nunca jugó en la NBA ni falta que le hizo para convertirse en un miembro del Hall of Fame por su dilatadísima carrera. Óscar Schmidt Becerra tuvo que vivir en Europa a la sombra con otro de los grandes, el genio de Sibenik, Drazen Petrovic, pero no le importó y seguro que al espectador al basket de aquella época tampoco. Ver la final de la Copa Korac entre el Real Madrid y el Snaidero de Caserta es de las cosas más bellas que se pueden contemplar en este deporte.

49,703 puntos en su carrera, más triples anotados en un partido en la ACB (11) y el récord de puntos en un partido de un Mundial (52) adornan la extraordinaria carrera de unos de los más grandes jugadores del mundo. Con 45 años decidió decir adiós al baloncesto, aunque sólo en lo que se refiere a jugar, porque ya es parte importante de la historia que comenzara a escribir James Naismith allá por 1894.

La ‘Mano Santa’, como es llamado en su país, marcó un antes y un después en el baloncesto mundial. Su muñeca es de las más prodigiosas –si no la que más- que ha estado sobre una cancha de baloncesto. Kobe Bryant ha manifestado en más de una ocasión que uno des grandes ídolos ha sido Óscar Schmidt por todo lo que representa para este deporte. No hay que olvidar, que ser brasileño y convertirse sin ser futbolista en el mejor deportista de su país (con el permiso de Pelé) no está al alcance de muchos humanos. Pero está claro que Óscar tiene ese puntito de extraterrestre que lo convierte –gracias a Dios- en un jugador irrepetible en muchos aspectos.

Con 50 años, sólo cinco años después de alejarse de las canchas, Óscar ya no juega al baloncesto, ni siquiera con los amigos y explicó el motivo. “Ya no juego al baloncesto, ahora juego al fútbol porque en fútbol puedo fallar lo que quiera, pero en baloncesto no. Si fallara en baloncesto me cabrearía muchísimo, así que no juego y ya está", concluyó Óscar Schmidt” Normal yo tampoco lo haría.

Óscar le debe mucho al baloncesto, por ser el deporte que lo encumbró, que lo convirtió en jugador y lo hizo prosperar en su faceta humana. Aunque no debemos olvidar que el baloncesto le debe mucho más a Óscar, ése jugador que con una mano prodigiosa expandió este deporte por Sudamérica y que se encargó de demostrar que el mérito en este deporte es hacer que meter una pelotita por un aro parezca fácil.