sábado, 12 de febrero de 2011

La pista del colegio nacional

Fue mi casa durante mis primeros años de baloncesto y me ayudó a dar mis primeros pasos Vieja, de color rojizo y con una alambrada enmohecida que rodeaba su perímetro, la pista del Colegio Nacional se convirtió en mi particular Rucker Park. Muchas tardes, con casi 40 grados a la sombra, salía de casa con un balón de baloncesto entre mis manos para intentar lo que nunca conseguí, vivir de este deporte. Mantenía una constante lucha con mi pasado y pasaba las horas muertas lanzando a canasta.

Más de 10 años después de que jugara mi último partido sobre aquella superficie, todavía de vez en cuando paso cerca de sus aún oxidadas alambradas para respirar el aroma de la cancha que hizo que de su mano descubriera lo grande que es este deporte. Me enseñó a perder y lo más importante, a ganar. Junto vivimos momentos de tensión, nos provocamos lesiones mutuas y disfrutamos de los instantes más emocionantes que he pasado en una cancha.

Pero llegó el hermano rico, el pabellón y la pista del colegio quedó olvidada, sin nadie dispuesto a lanzar a sus canastas ni correr por sus alrededores. Todo el mundo quiere jugar al baloncesto y no mojarse, caerse y no hacerse daño y está bien, pero no es lo mismo. La magia que tiene esa pista descubierta, mi pista, con redes de hierro y un tablero de madera que se cae de lo viejo que es, no lo ofrece ninguno pabellón de la NBA.

Nunca olvidaré el lugar dónde empecé a gestarme, ya no como jugador de baloncesto porque nunca lo he sido, sino como fiel seguidor del deporte más bello de cuantos se han inventado. Cinco años pasé entrenándome en el Colegio Nacional donde viví mis mayores y escasos éxitos (para mí cualquier triunfo era y es importante) y mis grandes decepciones. Me da igual. Sé que cuando mi hija me diga “papá quiero jugar al baloncesto” no sólo me emocionaré porque haya decidido seguir los pasos de su progenitor, sino que además la llevaré a la pista del Colegio, le daré un balón, le pediré que cierre los ojos y tome aire antes de lanzar para que sepa lo que es baloncesto en estado puro.