jueves, 13 de enero de 2011
El circo de los elefantes
Todo buen circo que se precie debe contar con un domador, un trapecista, varios payasos, un hombre bala e incluso con un tragasables. Pero en el circo que hay montado en torno al baloncesto sólo los elefantes que garantizan el éxito.
Ya lo dijo Hubie Brown: “En este circo no se puede ganar si no hay elefantes”. Y tiene razón. El elefante es el hombre alto capaz de rebotear y de dar el primer pase del contraataque, el que pone tapones o cambia el arco de los tiros y ha esos que deben leer a la perfección los dos contra uno que le hacen en defensa.
No se prodiga esta especie de ‘paquidermos baloncestísticos’ en la actualidad, pero está claro que si tienes algunos con características similares conseguir el éxito es más factible. Si no, sólo hay que mirar a Kobe Bryant. ¿Ha sido capaz de ganar un anillo sin O’Neal? No. ¿Y cuando ha tenido posibilidades de ganar otro? Cuando ficharon a otro elefante, Pau Gasol. Jugadores como el de Sant Boi, Tim Duncan, Kevin Garnett, Dwight Howard, Marc Gasol o Felipe Reyes desempeñan a las mil maravillas el rol de elefante.
La política de fichajes de muchos equipos en LEB (dónde sólo pueden tener dos americanos) es fichar un exterior y un interior, cuando el dominio te lo otorgan estos gigantes. Doc Rivers, ex técnico de los Orlando Magic, dijo una vez de Ben Wallace que era capaz de dominar un partido sin meter ni un solo punto. Y en eso consiste el papel del elefante, aunque si por supuesto es capaz de anotar, pues mucho mejor, aunque ese don sólo lo tienen unos pocos privilegiados.
Los últimos anillos de la NBA se lo han repartido Celtics (Garnett), Spurs (Duncan) Detroit (Wallace) y Lakers (O’Neal). Está claro que en el circo que hay montado alrededor no se gana si no existen elefantes.