jueves, 13 de enero de 2011

Gracias Hugo


Tenía que hacerlo. Se lo debo a él y me lo debo a mí. Escribir un libro sobre baloncesto y no hablar de de The big fundamental era contraproducente. Gran parte del amor que profeso por este deporte es gracias a uno de los mejores jugadores de la historia.

13 de septiembre de 1989. Ahí comenzó a gestarse la leyenda. El huracán Hugo arrasó parte de Puerto Rico, del sureste de Estados Unidos y de Islas Vírgenes. Con más de 40 víctimas mortales, el huracán cambió para siempre, sin querer, la historia del baloncesto. Un joven de Saint Croix, que por aquel entonces tenía 14 años y que aspiraba a participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, se vio obligado a dejar su deporte preferido, la natación, para dedicarse a otro que le atraía un poco menos. Quería nadar, pero su sueño de ser una estrella en este deporte se disipó porque la piscina en la que entrenaba quedó totalmente destrozada. No tuvo suerte, pero él sabía que no la necesitaba.

Comenzó a jugar al basket a una edad demasiado tardía para convertirse en alguien importante. Con una mecánica de tiro poco ortodoxa y muy criticada, sus lanzamientos apoyándose en el tablero suponían un paso atrás en la estética, pero un nuevo camino hacia la eficacia. Fue su tabla de salvación. Tras su paso por el instituto St. Dunstan's Episcopal y con 18 años llegó a la universidad. Eligió Wake Forest y nunca logró el título de campeón universitario. Le dio igual. Pudo adelantar en un par de años su participación en el draft pero no quiso. Prefirió acabar sus estudios de Sociología. Ya por entonces era consciente de que él decidiría su futuro, aunque éste ya estuviera marcado con letras de oro. Fue elegido número 1 en 1997 por los Spurs y comenzó a gestarse la leyenda.

Sólo necesitó un año para que me enganchara a este deporte. Logró algo que ni Jordan, Magic o Bird habían conseguido con anterioridad y es que yo disfrutara con el baloncesto como nunca lo había hecho. Es más, aún salto del sofá cuando anota contra tabla calcando la jugada una y otra vez.

Tras 10 años en la NBA y cuatro anillos de campeón sus números hablan por sí sólos. 21.6 puntos, 11,8 rebotes y 2,4 tapones de media dejan claro el calibre de este dios del baloncesto.

Ante esto sólo puedo decir. Gracias Hugo. Gracias Duncan.