jueves, 17 de marzo de 2011

Perdón y doping


Lo primero es lo primero. Tengo que pedir disculpas por el tiempo que he dejado abandonado mi blog. Sé que tengo algunos fieles y lo cierto es que han sido demasiados días sin que les expusiera mis teorías (acertadas o no) sobre los distintos casos sobre vida o deporte.

Y ahora voy a entrar en materia. Hoy toca hablar del doping en el fútbol. Sinceramente, creo que sí que existe. Es más, creo que a nivel profesional se dopan casi todos los jugadores, porque no me creo que en los últimos años sólo el único tonto (o listo) que se ha dopado ha sido Gurpegui. Igual que nadie aguanta 3.000 kilómetros en 21 días en bicicleta sólo con agua o spaguetis, tampoco nadie es capaz de rendir 70 partidos en una temporada sólo con su preparación física y comiendo bien. Es imposible el rendimiento de los cracks mundiales días tras día. Y ojo, que no me refiero a su calidad, que nada tiene que ver con un presunto caso de dopaje.

Pero evidentemente, este tipo de casos nunca saldrá a la luz pública. No interesa. Como bien dice un amigo, el fútbol es el circo del pueblo y mientras el pueblo esté entretenido no piensa en otras cosas. Además, fijaos con la rapidez que han desmentido las posibles acusaciones de dopaje la Federación Española y el secretario de estado para el Deporte. ¿Por qué? Porque España ha sido campeona del mundo hace menos de un año y sería y palo que se descubriera que lo han hecho con 'ayudas'. Pero atentos, que igual que creo que es posible que España tuviera 'ayudas' también las tendrían las 31 selecciones restantes que acudieron a Sudáfrica.

Pienso que siempre se juega con el límite de lo que es legal y lo que no lo es. Además, hay que pensar que existen más de mil productos dopantes y cuando se hace un control antidoping sólo se busca o Epo, o Clembuterol o Nandrolona, pero no existen controles que detecten esos mil productos dopantes.

En definitiva, que la gente crea lo que quiera pero yo tengo claro que el fútbol huele a podrido, pero nunca saldrá nada a la luz porque maneja demasiado dinero.