El 4 de julio pasó a la historia como el día de la Independencia Norteamericana en 1776. También fue el día que nacieron hombres ilustres de la talla de Manolete o Di Stéfano, en el que nos dejaron Marie Curie y Barry White. Ahora también será recordado como el último día del Ciudad de Huelva en LEB.
9 años, 9 meses y 17 días. Ése es el tiempo que el conjunto onubense militó en la segunda categoría del baloncesto español. Tiempo más que de sobra para construir una historia a su alrededor digna de Valle Inclán, porque el esperpento ha reinado en Huelva durante la vida del Ciudad.
Todo empezó un viernes. 20.00 horas. El cuadro onubense estrenaba el Palacio de Deportes ante el Tenerife Rural tras consumarse tres meses atrás el descenso del Ciudad a la LEB tras su fugaz paso por la ACB. Victoria, la primera de una larga lista durante casi una década de baloncesto de gran nivel en Huelva.
Pero por desgracia todo acabó también un viernes. O dos. El primero, el 16 de mayo de 2008 en L’Hospitalet. Allí el Ciudad jugó su último partido en LEB. Ya había logrado la permanencia, pero también sabía que era el principio del fin, de un viaje a ninguna parte. Días después, también en viernes (4 de julio) se cerró el plazo para inscribir al Ciudad en la LEB Oro. No lo hizo y puso fin a unos años irrepetibles.
Ha habido momentos buenos y malos. Los mejores llegaron con el roce de los ascensos a la ACB (Bilbao o Manresa), pero sobre todos ellos el de Fuenlabrada. También momentos trágicos, como la perdida del play out ante CAI Zaragoza, pero en el que la reestructuración de la categoría salvó al Ciudad del descenso.
Por aquí han pasado personas que han hecho historia en Huelva. John Williams, Ugonna Onyekwe, Marvin Stone (DEP), Sergio Sánchez, Antonio Morón, Quim Costa, Pepe Rodríguez, Van Lacke, Oriol Junyent, y un largo etcétera.
355 partidos en la LEB no pueden borrarse así como así. Son 10 años de constante sufrimiento, de alegrías y penas. De lágrimas, muchas lágrimas que seguirán cayendo por los que amamos este deporte.