lunes, 17 de enero de 2011
La otra mejilla
Como dije en mi anterior post, la ley de Murphy es implacable en todos los sentidos. Hoy, 17 de enero, uno de mis mejores amigos -si no el mejor- ha recibido un nuevo golpe que no por esperado ha sido menos doloroso. Y no lo merece. Ni él, ni yo, que a cientos de kilómetros he sentido como una daga arrancaba parte de mi sueño que también es el suyo.
La vida no es justa y se confirma mi teoría de que sólo los sumisos llegan a algo en la vida. Puedes dedicar más tiempo del necesario a tu trabajo, que por muy bien que lo hagas, siempre habrá otro que aún haciéndolo peor, hará todo lo que le pida su jefe. Pues bien, ése será el que tenga el beneplácito del mandamás para llegar más alto que tú. Así es la vida y no hay vuelta atrás.
Por mi experiencia -aún corta porque sólo tengo 30 años- he visto a mi amigo trabajar más cuando peor le iban las cosas y nunca, bajo ningún concepto, desfallecer. Ha aguantado lo inaguantable y nunca cedió ante las presiones externas. Ahora, con este punto y seguido, él ha descubierto algo que a mí no me sorprende. A su alrededor, a los que consideraba amigos, ha visto como desenfundaban de entre los dientes el cuchillo para darle la puñalada más trapera. Y lo malo es que está a la orden del día. Mi nuevo dicho es: tan sumiso eres, tanto vales.
Quim Costa deja Unicaja. Más bien lo echan sin la oportunidad de demostrar su valía en un banquillo; ése lugar desde donde escribió, por ejemplo, una de las páginas más importantes del Ciudad de Huelva. Por eso hoy es un día triste. Para mí él es la persona en la que se une la figura de ídolo y amigo, algo de lo que muy pocos pueden presumir. He pensado que ésta es la mejor manera de hacerle un guiño a un hombre que se viste por los pies, que siempre sabe lo que quiere y que valora la amistad como el que más. ¡Ah! Y dice las cosas a las cara, eso que tanto se valora y que cada vez, por desgracia, se hace menos. Supongo que para algunos es más gratificante poner el culo en lugar de la otra mejilla.