sábado, 15 de enero de 2011

Terrorismo deportivo


Todo vale. El fin justifica los medios con tal de dar la primicia antes que nadie y por desmentir lo que la competencia anunció días antes. La memoria selectiva está a la orden del día en el periodismo. Y yo trabajo en un periódico, pero lo que no interesa, no se publica. ¿Realmente esto es libertad de prensa?

Pero quiero analizar el que yo muchas veces llamo 'terrorismo deportivo'. Se ha instaurado una forma de entender el deporte - y no sólo el deporte- ligada a los medios de comunicación que aceptan comentarios de forma indiscriminada de quienes no tienen nada mejor que hacer que insultar escondido tras un seudónimo. Esto, a veces, provoca que el redactor utilice su lado más visceral a la hora de redactar nuevas noticias para crear más polémica y por ende tener más lectores.

No se pueden imaginar lo que he disfrutado hace poco más de una semana haciendo un reportaje sobre un equipo de Huelva, el Club Deportivo de Sordos, que es el actual campeón de la Uefa Champions League -equivalente a la Uefa-. Una historia de superación sencillamente espectacular. O también, los cuatro meses que me he pasado contando las aventuras y desventuras de mi paisano Miguel Beltrán mientras preparaba la maratón de Nueva York. Y aunque puede ser que me lea menos gente, no me importa. Prefiero contar mil veces historias que tienen algo que contar que remover la mierda para que su hedor sea cada vez más insoportable. Lamentablemente creo que soy un rara avis en esta jugla llamada periodismo.

Realmente interesan más las noticias en las que buscamos el amarillismo másu rancio o la gente se pararía a leer quizás como un joven onubense ha completado por dos veces el Camino de Santiago en bicicleta. Yo no quiero formar parte del primer periodismo, aunque a veces lo hago. Y no me gusta. Es más, abogo por la creación de un diario con sólo buenas noticias. Seríamos más felices. Quizás habrá quien me tache de utópico o crea que me he vuelto loco. Puede ser, pero soñar es gratis ¿no?