lunes, 14 de febrero de 2011

Reveses

Me cuesta escribir esto. Y mucho. Porque lo que le ocurre a un gran amigo no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Él es un gran persona, cercano, servil...en definitiva, uno de esos amigos de los que ya no se ven. Posiblemente yo para él no sea ni la mitad de lo que él es para mí.

Pero parece que Dios le tiene manía. Y mucha. Porque con 30 años que tengo yo sé lo que es perder a un hijo durante un embarazo y es muy doloroso, pero no sé lo que significa ese dolor multiplicado por tres. Pero mi amigo ya lo ha vivido y se le acaban los recursos. No sabe qué hacer.

Yo lo noto hasta diferente en el tono de voz, más apagado que de costumbre. Por eso no quiero alargarme con divagaciones y sólo deseo pensar que la vida de un giro y le dé una oportunidad que nunca tuvo. Un abrazo crack.